Saturday, January 31, 2004

He aquí la recomendación sonora más reciente:

UN DISCO DE AIRES COSMOPOLITAS

La próxima vez que alguien te pregunte que cuál caja de discos deseas para tu cumpleaños, por favor evita mencionar, sólo por quedar bien, esa recopilación de "éxitos de Beethoven", y mejor pide algo que vayas a escuchar más de una vez y en más ocasiones que esa cena con tus papás o tus compañeros de trabajo. Tampoco pidas lo mejor de Madonna, porque seguro tu novia ya tiene todas las canciones en discos por separado.

¿Pero qué otra cosa podría pedir? Bueno, pues aquí va una sugerencia. Díles que tu más profundo deseo es iniciar tu colección de discos de Rough Guide, pero que te interesaría empezarla por el que se titula The Rough Guide to Global Dance. ¿Necesitas una justificación para hacer semejante cosa? Aquí van dos o tres.

Para esta entrega de la vertiente rítmica de Rough Guide, Pete Lawrence, el compilador, se sumergió en las escenas locales de la música bailable naciente para salir de la encomienda cargado de pequeñas perlas.

Este disco sale de los estándares temáticos de la colección. No se trata de un muestrario sonoro de un país específico o de un género regional. Aquí, bajo el pretexto de dar un recorrido por lo que sucede en la música bailable contemporánea, se reunieron 12 cortes en los cuales el hilo conductor lo constituye el hecho de que músicos electrónicos de varias partes del mundo (Túnez, Francia, Alemania, Nigeria, Brasil, Austria...) dan a ciertos géneros regionales unos airecillos de modernidad.

Así, viajaremos del lounge italiano con toques de batucada a la música electrónica con tintes asiáticos, pasando por el bossa nova inyectado de funk.

Cada uno de los tracks tiene un sabor distinto y ninguno de ellos estaría fuera de lugar si se le tocara en cualquier club de moda de Nueva York, Londres, Río o cualquier otra ciudad que se precie de ser cosmopolita.

En "Maine", la intervención de Sidestepper, alias del productor inglés Richard Blair, se puede atestiguar la perfecta interacción entre una melodía típicamente colombiana y las resonancias del eufórico drum and bass.

La selección adquiere matices un poco más orientados al world beat cuando llega Frederic Galliano acompañado de las African Divas. En su track "Kafo Fité" parece haber preferido usar menos electricidad para mayor lucimiento de las dotes vocales de sus invitadas. Sin duda se trata de uno de los mejores ejemplos del uso de sonidos tradicionales para consumo en las pistas de baile.

Dos recomendaciones más de esta oreja viajera. Primero, la "Samba do gringo paulista", de Suba, un famoso productor brasileño fallecido durante un incendio en su estudio pero que antes dejó una sustanciosa herencia que asegura su firme permanencia en el recuerdo de la música contemporánea de Brasil, baste mencionar el álbum completo de remezclas que realizó a canciones de Bebel Gilberto, sin contar, por supuesto, del material de su completa inspiración.

Y finalmente, el corte de los italianos de Montefiori Cocktail, con la versión lounge a "Gypsy woman", un clásico de las discotecas de moda a principios de los años noventa. Aquellos visitantes asiduos del News y del Magic Circus, allá por el norte de la Ciudad de México, seguro reconocerán la tonadita y agradecerán este cover tan exótico como divertido.

Si bien no se trata de una lección sobre movimientos internacionales de música bailable, sí te puede servir como brújula para después seguir, en caso de que así lo desees, la pista de alguno de los artistas que aparecen en la compilación.

The Rough Guide to Global Dance, World Music Network. 170 pesos en la sección de Rough Guides de cualquier Mix Up.

Friday, January 23, 2004

Y antes de que otra cosa suceda (y ya no pueda poner a vuestro alcance mis notitas) aquí les va esta nota sobre el aniversario de discos Konfort. Todavía están a tiempo para caerle al reventón. Falta una semana. Todos los datos, a continuación.

Ah, y otra cosa: se trata de la versión sin editar. En el periódico apareció de casquete corto. Besitosssss.


PONEN TEXTURAS A LA ELECTRÓNICA

Discos Konfort organiza una serie de eventos en Laboratorio Arte Alameda, donde presentará los CD's 9 y 10 de su catálogo

Al principio, la idea era distribuirse discos con distintos proyectos de música electrónica experimental entre amigos para saber qué hacían en ese momento. Ahora, a poco más de un año y con 10 producciones en su haber, discos Konfort se ha consolidado en la escena y la próxima semana lo estará celebrando.

Los festejos incluirán mesas de diálogo sobre la historia de la música electrónica y los sellos independientes en México, presentaciones de dos nuevos discos y un concierto, todo ello en el Laboratorio Arte Alameda.

Bishop, uno de los tres artífices de discos Konfort, comenta algunos de los motivos para celebrar.

"Son muchos. Enumerarlos sería difícil, porque como celebración incluye de verdad muchos factores en muchos niveles: humanos, profesionales, técnicos, etcétera. Pero creo que sobre todas las cosas, y que considero incluye parte de todo, es el haber cumplido un propósito común, que en un principio era sólo de tres amigos".

¿A qué amigos se refiere Bishop? A Flux (José Rendón) y a Zofa (Miguel González), con quienes comparte el trabajo de darle continuidad a un sello cuya principal característica es recopilar música bajo dos conceptos que bautizaron como Máximas y Mínimas Texturas.

En el primero se incluyen músicos que exploran ritmos como down tempo, acid jazz, house, deep house, break beat o electro. En esta línea, algunos de los incluidos son Drxl, Radar, Sr. Mandril, Urban Vakero, D-Konstruct, Ligne b, Vate, Flux, Duopandamix, Ruzeta y Wakal.

Y Mínimas Texturas se enfoca en el arte sonoro, es decir, proyectos que buscan no sólo crear música, sino explorar las posibilidades de composición con aparatos y sonidos creados electrónicamente. En esta línea se pueden hallar muestras de géneros nacientes, como el ruidismo o noise, el ambient y novísimos ritmos como el click y el glitch. En esta vertiente han editado a proyectos como Synthed, Bishop, Plug, Monoploid, Víscera vs. Cóccix, Transistor, Zurhko, Zofa y Táctica.

Pero tomando en cuenta que se trata de un sello discográfico que rehúye caer en los vicios de las grandes productoras con la intención de aminorar los costos y que busca superar las barreras de distribución, uno podría pensar que las dificultades han sido constantes.

"Hacer crecer a Discos Konfort ha sido una labor diaria", comenta Bishop. "Ha sido difícil en algunos momentos. Por ejemplo, cambiar nuestra sede para los conciertos no fue cosa fácil, porque siempre hemos tenido un gran apoyo por parte de Guillermo Santamarina y de todo el personal de Ex Teresa. Sin embargo, tomar la decisión nos trajo como consecuencia contar con el apoyo también del Laboratorio Arte Alameda, actual recinto que cobija los conciertos y las actividades. Yo considero que llegar a los 10 CD's más que una dificultad ha sido una gran experiencia y un gran aprendizaje".

Sin embargo, en todo ese proceso también ha habido muchas satisfacciones.

"Lo que más disfruto es entregarlo a la gente, dárselos de mano en mano y ver su reacción, escuchar cómo en ocasiones dicen 'qué chingonas están las portadas'. En ese momento te das cuenta de que el trabajo de varias personas está siendo valorado y eso te hace sentir que vale la pena, y no por la aprobación de unos cuantos, sino por el hecho de que para nosotros el objetivo se cumple al ser entregados los discos en los conciertos".

Y no ha faltado uno que otro comentario oportunista de representantes de algunas disqueras grandes.

"Nos decían que podríamos hacer buen bussines con lo que hoy es Konfort, propuestas llenas de intereses ajenos a los que Konfort tiene. En una ocasión hasta oficinas nos querían poner como base de operaciones. Eso es firmar con el diablo".

De qué forma celebra Konfort
El jueves 29 de enero a las 18:30 horas habrá una mesa de diálogo sobre el primer año de Discos Konfort. Los ponentes: Flux (José Rendón), Zofa (Miguel González), Bishop, Monoploid (José Luis Vázquez y Luis Oscar Ramírez), Wakal (Jorge Govea), Plug (Cristian Cárdenas) y Juan Mena. Al terminar, Ready Made, Falcón, Drxl, Guolf Rubinsqi, Dfx (Monterrey) y O:w actuarán en vivo a manera de presentación del nuevo Máximas Texturas.

Al día siguiente, el diálogo iniciará a las 18:00 horas y versará sobre la historia de la música electrónica en México. Los ponentes: Carlos García Teruel y DJ Klang (Mauricio Rojas). Una hora más tarde se discutirá sobre el panorama general de los sellos independientes de música electrónica en México. Los ponentes: Eric Spacek (Abolipop), Manrico Montero (Igloo, Ataraxia), Pastra (Da Boom Box Rec), Valenti (Motorcrew), Arturo (Maia Records), Fernando Ogo (Binaria), Nicolás Pradilla (Sound Sister), Joseph Muñiz (Noise Kontrol) y Pablo Federico (ViaStereo.com). También esta jornada concluirá con música: una muestra de lo incluido en Mínimas Texturas a cargo de Mask, Israel M. y Lumen Lab (los tres del colectivo Abolipop de Guadalajara) y un DJ set a cargo de Coccix.

Y para terminar con chip de oro, el sábado 31 habrá un concierto de nueve horas (de 19:00 a 04:00) en el que podrás sumergirte en un selecto ambiente de electrónica de vanguardia e imágenes ad hoc. En él se presentarán algunos de los músicos del catálogo de Konfort.

En el área de Máximas Texturas tocarán, entre otros, Radar, Hermetic Sound, Androide (de Chihuahua), Technetium Code, Sánchez Dub, Nasty, DKonstruct y Neztic (de Guanajuato), cuyos sonidos serán acompañados de los visuales de Nicolas Chirokoff, Mauro Angulo y Zoo, mientras que en la zona dedicada a las Mínimas Texturas se escuchará el ruido de proyectos como Destreza, Prozac Ensemble, Carrie (de Guadalajara), Duopandamix, Plug y Mic&Rec, aderezado por los visuales de Xnografikz.

Aunque las pistas son para el deleite del oído más que para el de los pies, Bishop confirma que la asistencia podrá dar uno que otro brinco durante esta noche que se describe como de minimalismo, energía, lap-tops, sofisticación y el dancefloor más sutil.

"Como siempre, el área de Mínimas Texturas estará cubierta por los proyectos que se dedican más al ambient o a las deconstrucciones sonoras, al ruido y a los sonidos minimales; por supuesto, algunos de ellos están adaptados al 'dancefloor' para el deleite de muchos. En el área de Máximas Texturas, como también ya es costumbre, la pista será gobernada por el down tempo, los breaks ligeros y el house cadencioso".

Todas las actividades serán gratuitas excepto la entrada al concierto, que costará 50 pesos con el acoplado mT009 / Mt010 incluido si eres de las primeras mil personas.

Glosario
Ruidismo: conocido en Inglaterra y Alemania como noise. Consiste en hacer ambient con ruido y distorsiones, jugando con los filtros y los osciladores.

Click: son los errores digitales de las nuevas tecnologías de grabación que suelen limpiarse (pops, hiss, el mismo click o el siseo), pero que esta vez sirven como fuente sonora.

Glitch: Bishop lo describe como un sonido más áspero y procesado que el click.

Cómo conseguir los discos
La única opción segura para conseguir los discos Konfort es asistir a las fiestas de presentación. O en palabras de Bishop, "la presentación del disco es el primer punto de encuentro entre artistas y público interesado". Los tirajes suelen agotarse y las compilaciones anteriores es muy difícil conseguirlas. De cualquier forma intenta ponerte en contacto con los artífices del Discos Konfort y mantente informado en www.discoskonfort.com. E-mails: contacto@discoskonfort.com; Flux: flux@discoskonfort.com; Zofa: zofa@discoskonfort.com; Bishop: bishop@discoskonfort.com.
Ahora un comentario sobre el libro autobiográfico de Paul Bowles. Es muy barato y algo entretenido; sirve, sobre todo, para enterarse de algunas anécdotas donde los actores han sido personajes extravagantes de la cultura, como la bandota "beat", que hicieron de Tánger, Marruecos, un destino a la hora de vacacionar o de cambiar de residencia. Aquí va, entonces.


RECUERDOS DESENTERRADOS

En Memorias de un nómada, Paul Bowles ofrece un recorrido por los hechos que conformaron su existencia trashumante, y al parecer, fue arduo el trabajo de selección.

"Desde que empecé este libro", escribe el novelista, "llevo meses seguidos en Tánger eligiendo, de entre el inmenso número de fragmentos de recuerdos desenterrados, los que pueden servir a mi propósito. (...) Escribir una autobiografía no es el tipo de trabajo con que se supone que disfrutan la mayoría de los escritores. Y es evidente que contar lo que ocurrió no constituye forzosamente un buen relato. En mi relato, por ejemplo, no hay victorias espectaculares porque no hubo lucha. Yo aguanté y esperé. Creo que es lo que ha de hacer la mayoría de la gente; son realmente raras las ocasiones en las que existe la posibilidad de hacer algo más".

¿Cómo? ¿Una autobiografía donde no pasa nada? Eso podría parecer, pero sí pasa, y en abundancia. ¿Cómo qué tipo de situaciones se leerán en las memorias de un personaje que reconoce sólo haber "aguantado y esperado"? Aunque se trata de un recorrido ultrarrápido de la vida de Bowles, de su infancia a sus días en la ciudad marroquí de Tánger, es suficiente para ponernos al tanto de una vida llena de trabajo y viajes constantes.

Así, la escritura de guiones, narrativa, poesía y artículos para periódicos, combinada con la realización de algunas piezas para orquesta o las partituras para alguna obra de teatro en su faceta de músico, se entrelazan con un persistente nomadismo. En una época en la que los aviones aún no estaban a la completa disposición de los viajeros, él recorrió Francia, Marruecos, Panamá, Cuba, las Bahamas y todo Estados Unidos, entre muchos otros lugares.

Memorias de un nómada será de interés, entonces, no sólo para quien guste de la literatura de Bowles (seguro hay por ahí alguien que ya leyó El cielo protector), sino también para esos fanáticos del chismorreo y las anécdotas de un personaje interesante relacionado con otros aún más, como Salvador Dalí, Bela Bartok, Aaron Copeland, Gertrude Stein, Arthur C. Clarke, William Burroughs, Jack Kerouac o Tennessee Williams.

Paul Bowles vivió varios años en Tánger, una ciudad que llegó a ser un poderoso imán que atrajo al norte de Africa a hordas de artistas, entre ellos varios exponentes de la literatura norteamericana de los años 60 y 70, sobre todo de la generación beat, con quienes tuvo una relación estrecha.

De hecho, con ellos se relaciona una de las anécdotas más divertidas capturadas en este libro, esa donde tiene lugar un encuentro tan extraño como divertido en el departamento de la cantante Libby Holman. En una velada, Allen Ginsberg, Gregory Corso y Peter Orlovsky, tres figuras "beat", deben departir con tres altos funcionarios del Consulado soviético en Nueva York. Al principio, todo va bien: vodka, caviar y algunas frases de cortesía para romper el hielo, pero las cosas se ponen un poco tensas cuando Ginsberg ofrece a los rusos un obsequio perturbador: cigarrillos de mariguana. Así, los funcionarios pasan de la incomodidad al disgusto antes de decidir abandonar la minifiesta.

Sin embargo, en 1972, cuando se publicó Memorias de un nómada, William Burroughs rebautizó de inmediato el libro como Without Telling, parodiando el título original, que es Without Stopping, por considerar que había escrito una autobiografía sin decir nada al lector sobre sí mismo. Sólo hace falta, querido lector, que usted forme su propia opinión.

Memorias de un nómada, de Paul Bowles, Grijalbo Mondadori, Col. Mitos Bolsillo, Barcelona, 2001, 395 págs., 44 pesos en la sección de Biografías de librerías Gandhi.

Friday, January 16, 2004

En esta ocasión cedámosle a la música la oportunidad de hacernos viajar. ¿A dónde? De Cuba al Congo y de regreso tendiendo como transporte las trece canciones de un disco compacto de la disquera Putumayo.


PUENTES ENTRE LA SALSA Y EL SON
El ritmo del son cubano y el alma de la salsa se entrelazan en Congo to Cuba, recopilación editada por una disquera que tendrá frecuentes apariciones en esta oreja viajera gracias a su extenso e interesante catálogo de música del mundo: Putumayo.

En este caso se trata de una auténtica celebración de los lazos entre la música africana y la cubana, dos culturas que comparten profundos vínculos, quizá obligados por la historia, que han sabido aprovechar en beneficio de su expresiones artísticas. En ese sentido, el disco que ahora comentamos se reconoce como un homenaje a ese añejo vínculo afrocubano.

Al parecer, esta recopilación fue "inspirada" por el éxito comercial de dos que le precedieron: Afro-Latino y Mali to Memphis, lo que llevó a la gente de Putumayo a zambullirse en los archivos y descubrir algunas gemas de la música afroantillana, de las cuales seleccionaron sólo 11.

Entre los tracks incluidos hay grabaciones que gozaran de amplia popularidad en África hace dos o tres décadas al lado de creaciones de artistas africanos cuyo sonido es un constante tributo al son cubano.

Esta breve odisea rítmica es una auténtica muestra de cómo la música cubana ha sabido crear fuertes lazos con toda la costa oeste de África, en países como Benin, República Democrática del Congo, Mali, Guinea o Senegal.

Aunque el disco completo será del disfrute de cualquier melómano, recomendamos dos canciones: "Yiri Yiri Boum", una pieza grabada originalmente en los años cincuenta por Beny Moré, quizá el cantante y director de orquesta más querido de Cuba, y ahora interpretada por Gnonnas Pedro, una figura legendaria de la música salsera africana. Desde los primeros acordes, uno no puede sino obedecer el mandato del corazón y de los pies para moverse al compás de este tema que sufrió ligeras modificaciones respecto a la original, como la sustitución de los metales por una guitarra y un bajo tan gozaderos como la mulata de la que habla la letra.

La otra canción recomendada es "Val' Carretero", grabada por Chico Álvarez en los años ochenta. Cuenta con la participación de Alfredo Valdés en el piano y Chocolate Armenteros en la trompeta (la recopilación incluye también una canción de cada uno de ellos) y nos seduce con el típico estilo de conjunto sonero: suave, sutil, pero con mucho sabor. Y la letra ejemplifica el sentimiento que podría ser una de las afinidades de la música africana con la cubana: la alegría y el goce a pesar de los rigores del destino. Un campesino cosechador de caña de azúcar anda con su carreta por los montes de Cuba a cambio de unas pocas monedas. No obstante canta y admira con orgullo la belleza de su tierra.

Ah, y por favor, déjense hechizar por la voz de Tshala Muana, la estrella del Congo que incluso ha sido prohibida en Uganda y Zambia por su provocativa sensualidad.

Este disco es obligado para los que disfrutan de los ritmos latinos bailables. Si de pronto se ve anclado al botón de play para repetir una y otra vez cada canción antes de pasar a la siguiente, no se asuste: usted ha sido contagiado por la pasión y el alma de la música afroantillana. Pero al cabo de los 11 tracks usted quizá tenga una queja, la misma que tuvo esta oreja viajera: ¿por qué suelen ser tan cortas las recopilaciones de Putumayo?

Congo to Cuba, Putumayo World Music. 170 pesos en la sección de Putumayo de cualquier Mix Up.

Wednesday, January 14, 2004

Este miércoles he decidido poner a su alcance un reportaje sobre un artesano cuya obra será del agrado del coleccionista y del demonólogo, pues entre sus trabajos se encuentran unas máscaras de tres de los cuatro diablos que forman parte de las pastorelas tan impresionantes como magistralmente trabajadas. En fin, yo me callo y los dejo en compañía de don Victoriano Salgado.


DON VICTORIANO Y SUS VIAJES

Yo nací aquí, un 31 de mayo de 1920, y de aquí no he salido para ningún lado, a excepción de cuando me invitan a exposiciones, ferias... A México, a Morelia, Pátzcuaro, Gómez Palacio. En Gómez Palacio duramos un mes y ni una máscara vendí. La que nos invitó, de lástima o no sé qué, fue la única que nos compró una máscara.

Otra que hicimos fue al Museo Nacional de Santa Fe, Nuevo México. Esa sí estuvo mucho mejor. Fuimos a demostrar cómo se tallan las máscaras. Ahí estuvimos una semana tallando máscaras. Fui yo y un hijo mío. Y no, pos allá sí nos gustó. Llevamos unas dos docenas de máscaras, 24 o 30 máscaras.

Llegamos en la tarde, ya oscureciendo. El que recogió la caja donde iban las máscaras se las llevó pos al museo, y a nosotros nos llevaron a un hotel, para al otro día desempacar las máscaras y mostrarlas al público o venderlas. Nomás que cuando llegamos ya las tenían en una mesa larga, todas destapadas. Que nos van diciendo que a cómo íbamos a dar las máscaras, que qué precio tenían las máscaras. Mi muchacho fue el que les dio el precio. "Está bien. Para que no vayan por allá y mejor se pongan a tallar aquí las máscaras, nosotros nos quedamos con ellas, nosotros se las pagamos". Después, en el transcurso de los días que estuvimos trabajando allí, llegaban clientes: "Queremos que nos haga el favor de firmar la máscara por detrás". Ya la habían comprado. Han de haber vendido como unas diez en el tiempo que estuvimos ahí. O venderían más, pero fueron como diez personas las que fueron a que se las firmara.

A San Luis Potosí fuimos dos veces invitados, cuando se hacían allá los festivales de la Primavera Potosina, que es en mayo. Nos invitaron a mascareros especialmente, porque las invitaciones venían del Museo Nacional de la Máscara. Nos invitaron toda una semana con el fin de mostrar cómo se tallan las máscaras. Tuvimos que estar ahí con el mazo y el formón tallando la máscara. Cada quien su trabajo: el que las hacía en barro tenía que estar modelando; los que las tallábamos, pues a puros golpes


DE MAQUE, COLORÍN Y TALENTO

Con mazo y formón en mano, Victoriano Salgado defiende la tradición de las pastorelas y otras danzas típicas regionales

Este año fueron pocos los pedidos que tuvo don Victoriano Salgado, artesano michoacano radicado en Uruapan cuya especialidad son las máscaras para pastorelas pintadas con la técnica del maqueado. ¿Eso hablará de una pérdida de interés por esa tradición? Uno de los motivos, a decir de don Victoriano, es la falta de tiempo.

"Tienen que estar practicando, ensayando y todo. Y cuando van por ahí a hacer alguna representación poca gente se interesa. Ya se está acabando todo eso. La televisión está acabando con todas las tradiciones. Danzas también ya hay muy pocas".

Y cómo no, si se requiere de ensayos y desveladas durante unos dos meses, además de la conjunción de esfuerzos de poco más de 20 personas.

"Simplemente la actuación son cuatro horas las que dura. Mucha gente no aguanta".

Han sido, pues, pocos los pedidos de máscaras, y fueron sobre todo de coleccionistas o revendedores, como un cliente habitual de California, que no sólo vende artesanías, sino también pinturas de varias partes de la República. A decir de don Victoriano, es medio especial.

"No quiere que se las mande (por paquetería), porque se las maltratan. Se las lleva en el avión. Ahí tiene un penacho (máscara del Señor de La Naranja) que no sé cómo le irá a hacer".

Poco más de 30 tipos de máscara son los que manufactura don Victoriano, pero quizá las más llamativas, por su escalofriante belleza, sean las de tres de los cuatro demonios que aparecen en las pastorelas: Satanás, Asmodeo y Astucia (Luzbel, quien comanda a todos los diablos de la pastorela, anda sin máscara y sólo provisto de un machete).

Los cuernos que adornan las máscaras son naturales, alguna vez pertenecientes a reses. ¿Dónde los consigue don Victoriano? Se los compra a quienes venden taquitos de cabeza. Se los encarga y ellos los guardan para él. Después él se encarga de con ellos dar un toque más impresionante a las representaciones del chamuco.

Un trabajo laborioso
Cada máscara requiere de un trabajo de quince días. Lo más sencillo es tallarlas. Lo hace en madera de colorín, por ser liviana. Le toma más o menos un día, y debe esperar a tener talladas once o doce piezas para prender el horno, a donde las mete para que la madera seque y se le muera la polilla. Se hornean, se lijan y entonces viene el maque.

¿Pero qué es el maque? Consiste en la aplicación de varias capas de una sustancia formada por yeso y pigmentos, que pueden ser naturales o sintéticos. Cada capa es pulida para sacarle brillo. Así se forma una superficie tersa de color, integrada a la madera.

"Se hace una cremita con esos colores y aceite de linaza. Luego que está la cremita se empieza a embarrar la pieza. Ya que está llena, hay que hacerse una 'muñequita' de un trapo para con ella ir frotando. Ya que se frotó la cremita, se aparta un puñito de yeso en polvo. La 'muñequita' se impregna y se le embarra para que vaya agarrando espesor. Hay que darle como tres manos para que quede gruesesito. Después de la tercer mano hay que dejarla que se seque unos 10 días para poderla decorar, ponerle ojos, nariz, hocico... Si no se hace así, se mancha", comenta don Victoriano.

¿En qué momento decide hacer máscaras?
"A mí me sacaron de bailador en la Danza de los Negros. Tenía unos 8 o 9 años. La misión de los negros es darle protección a los bailadores, que son niños chicos. Se hacían charcos. Entonces algunos negros abrazaban a los niños para pasarlos de un lugar a otro y que no se ensuciaran los zapatos. A algunos los agarraban de la mano. Ahí fue donde me llamó la atención. Me le quedaba viendo a una de las máscaras de los negros.

"Ya más grande, en vista de que estaba muy escaso el trabajo por aquí, me puse a tallar una máscara, tenía como unos 20 años. La mandé maquear, le dieron el acabado. Aquí había un señor que compraba mucha pintura de maque: bateas, jícaras, máscaras, guajes. Fui a ver si me la compraba. Sí le gustó y me la compró. Me dio como cuatro pesos por la máscara.

"En ese tiempo todo estaba muy barato. Por ejemplo, en el campo me pagaban 25 centavos todo el día, de sol a sol. Así que era 1.5 lo que iba a rayar por toda la semana.

"Entonces dije 'no, cuatro pesos... pues está mejor seguir haciéndole la lucha'.

¿Y mientras seguía tallando máscaras?
"Cuando andaba por allá no. Acababa por allá y veníamos otra vez para acá a ver qué. Total que logré ingresar a una fábrica de hilados y tejidos de algodón. Nomás que ahí trabajaba yo de 5 de la tarde a una y media de la mañana. Me gustó ese turno porque tenía todo el día para andar por a'i e incluso para seguir haciendo máscaras. Fue de la manera en que no dejé de hacer máscaras.

"Empecé a dedicarme con más esfuerzo a las máscaras en la época del General Lázaro Cárdenas. Bueno, sin dejar el trabajo en la fábrica de hilados. En la semana me hacía una o dos mascarillas. En ese tiempo había muchos compradores de máscaras. Revendedores desde luego. Venían de Morelia, de Pátzcuaro, pero de donde más venían era de Quiroga".

Desde siempre, don Victoriano sólo ha necesitado una sombrita para sentarse a tallar. Procura hacerlo lejos de los niños, sobre todo los domingos, cuando la prole se reúne a jugar en el patio de su casa.

"Así no hay peligro. Antes venían vecinos chiquillos, agarraban el cuchillo, ya me lo amellaban o ya se cortaban, por eso me voy a allá arriba, así no pasa nada".

Los precios de su obra, como es de suponerse, varían según el grado de elaboración. Las más sencillas cuestan 600 pesos; una de Satanás o algún otro diablo de pastorela, 800 pesos; un cráneo, mil, y la perteneciente a la danza del Señor de La Naranja, con un penacho enorme hecho de hojalata, cuesta 4 mil pesos. Cada trabajo requiere alrededor de 15 días para su elaboración, así que visite a don Victoriano, platique con él, conozca su trabajo y haga su pedido, para, más tarde, con el pretexto de recoger sus máscaras, vuelva a Uruapan a comer una sopa tarasca y dar un paseo por el Parque Nacional.

Dirección: Salazar 14, esq. con Justo Mendoza, Barrio La Magdalena, Uruapan, Michoacán. Tel. 01 (452) 527-0250.

Friday, January 09, 2004

Ahora ahí les va un texto sobre un libro de viaje de Salvador Novo, un muchachón que debería servir de inspiración para muchos escritorzetes por su filo irónico y su profunda superficialidad a la hora de hablar de todos los temas que le interesaban. Ojalá se les antoje.


UN BOLETO A LA JUVENTUD DE NOVO

Las vivencias e impresiones de Salvador Novo durante sus desplazamientos por cuestiones relacionadas con su trabajo literario y burocrático están plasmadas en sus libros de viajes y memorias, cuyos títulos dan cuenta, en mayor o menor medida, de los lugares por los que debe pasar en tales episodios nómadas: Return Ticket (1928), Jalisco-Michoacán (1933), Continente vacío (1935) o Este y otros viajes (1951).

Las cuatro crónicas se encuentran en el primer tomo de Viajes y ensayos publicado por el Fondo de Cultura Económica; en esta ocasión sólo comentaremos la primera.

Return ticket es la narración de un viaje de cinco días en trenes, en los que Novo se desplaza de México a Ciudad Juárez y de ahí a San Francisco para después recorrer el último tramo en barco hasta su destino: Hawaii.

En esa ocasión, Novo asistía como delegado a la Primera Conferencia Pampacífica (juro que así se llamaba) sobre Educación, Rehabilitación y Recreo, por órdenes de José Puig Casauranc, entonces Secretario de Educación Pública. Además tenía apenas 23 años y no conocía el mar, según declara al principio de esta bitácora donde ya se vislumbran ciertos rasgos que echarían raíces en su obra, como su narcisismo autobiográfico o su entusiasmo exangüe (que él prefiere llamar "voluntad de ruina").

Años después, el cronista catalogaría esos viajes-giras en un rubro que él llamaba "mi prehistoria burocrática", la que debió vivir antes de dedicarse de lleno al periodismo.

En Return Ticket, quien perteneciera a los Contemporáneos se ocupa de ir describiendo todo cuanto pasa ante sus ojos y su lucidez. Así, con ese tono irónico, inteligente, desdeñoso, frívolo que lo vuelven entrañable para sus lectores recorre los aspectos de la realidad o de la imaginación que le estimulan alguna emoción.

A la vez que vemos pasar, línea tras línea, los escenarios de sus giras laborales, acudimos también a la remembranza de los momentos más tempranos de su vida. Con ello presenciamos una característica más de su obra: la inclinación a autorretratarse, gracias a la cual el lector podrá descubrir en esta crónica de viaje que lo que importa no es la cosa emocionante, sino la persona emocionada, que en el caso de este libro es el Novo veinteañero en su papel de viajero forzado.

Y digo "en su papel", porque Novo mismo era su propio personaje, y bien podríamos decir que fue su obra maestra, un Novo escandaloso, edificante, vulgar, culto, marginal y perteneciente a la "high society", todo al mismo tiempo.

Los viajes fueron un estímulo central en la experiencia modernista, a decir de Luis Miguel Aguilar, escritor especialista en la obra de los Contemporáneos. "Permitieron la consecución de poemas y postales que habrían sido imposibles de otro modo; cambiaron el rumbo de obras vivas, potenciándolas, y revivieron obras muertas y estancadas. No sólo los viajes prestigiosos a Europa o los espectaculares a países lejanos", afirma. Y quizá en Return Ticket el lector halle la confirmación de estas palabras, además de toparse con una muestra de que Novo se inclinaba por el recuento de cosas familiares, como los encuentros fugaces, sus deslumbramientos por el paisaje, el silencio reinante en los cuartos de hotel, la musicalidad de los bajos fondos y los medios de transporte como lugares de tortura.

Y si alguien quiere saber, en pocas palabras, de qué trata Return Ticket, diré que se trata del relato del primer encuentro de Salvador Novo con el mar en Hawai durante un viaje de trabajo.

Return ticket, de Salvador Novo. Está incluido en el tomo I de Viajes y Ensayos, Fondo de Cultura Económica, Col. Letras Mexicanas, 884 págs., entre 250 y 300 pesos.

Thursday, January 08, 2004

Esta vez pondré a vuestra disposición el comentario a una serie de discos que ve la luz bajo un nombre que provoca críticas y entusiasmos por igual: Colors (la revista de una marca harto famosa gracias a las fotos publicitarias de Oliverio Toscani). La nueva vertiente auditiva del laboratorio promete volverse un sello indispensable a la hora de hablar de música del mundo. Los dejo en compañía del texto, pues.


COLORES QUE SE DEJAN ESCUCHAR

La revista Colors siempre ha manifestado su preocupación por la diversidad, por la convivencia armónica entre los grupos raciales y por los signos de identidad cultural, tres intereses que ahora busca explorar por la vía sonora.

Ahora, bajo el nombre de Colors Sounds y al alimón con Irma Records, pone en circulación una serie de discos compactos que inicia con dos recopilaciones de características muy diferentes pero igual de interesantes en su variedad y su empeño por mostrar los nuevos rumbos que puede tomar la música en sus distintos géneros. Por ello escogimos sus dos primeros discos para iniciar esta Oreja Viajera.

Como bien se aclara en cada disco, Colors Sounds no intenta proporcionar una muestra de canciones folclóricas ni tradicionales, pues su intención es exhibir nuevas maneras de comprender y presentar nuevos contextos musicales.

Nordic y Cumbia son las compilaciones que sirven como aperitivo para este nuevo proyecto de Colors.

La primera es una recopilación de chill-out nórdico que seguro creará en las mentes de quienes lo escuchen (incluso de quienes aún no hayan visitado aquellos fríos lares) una imagen perfecta de esas tierras poco asoleadas. Los sonidos contenidos en ese primer disco de la colección son hermosos e intrigantes. Bien puede decirse que las atmósferas de los 14 tracks transpiran cierta nostalgia por el futuro.

Nordic reúne música escandinava que va de los ritmos atmosféricos a las nuevas construcciones jazzeras. En algunos de los cortes llegan a escucharse voces que parecen salidas de un sueño (no se escuchan "tridimensionales"; es decir, se oyen como si las percibiéramos con un solo oído); se trata de sampleos extraídos de los lugares más inesperados, desde películas hasta canciones de Roy Orbison.

La música de artistas de Dinamarca, Noruega, Finlandia, Suecia e Islandia termina fusionándose en un popurri al que hace alusión el título: "Nordic", una muestra concentradísima pero refrescante de la escena musical escandinava contemporánea. Algunos críticos han llamado a esta recopilación dramática, poderosa y provocadora, y la oreja que decida sumergirse en sus sonidos hallará el porqué de cada uno de esos adjetivos.

Cumbia es la segunda entrega de Colors/Sounds. Este disco llama la atención desde su funda, una sucesión de líneas horizontales de colores vivos colocadas una sobre otra a todo lo ancho del disco, en un diseño que remite al de un sarape. ¿Y en el interior? Una mezcla de instrumentos afroantillanos con elementos de la música electrónica (por ejemplo, acordeones con cajas de ritmos y sintetizadores).

La información contenida en el disco afirma que, en la actualidad, la cumbia está invadiendo rápidamente todo el continente americano y sirviendo de influencia para la creación de nuevos géneros musicales. Y así lo demuestran los sorprendentes 15 cortes de artistas de Monterrey, como Celso Piña; de Nueva York, como King Changó; de Alemania y Chile, como Señor Coconut, o de la misma Colombia, la Sonora Dinamita, con una cumbia más clásica.

Así, con estas dos estupendos discos compilados por Carlos Casas, un viajero rastrearritmos, inicia el muestrario de una variedad de expresiones musicales que esconde el mundo, que muy pronto traerá hasta nuestras orejas una selección de músicos de la Rocinha, la favela más popular de Brasil.

COLORS/SOUNDS, Nordic y Cumbia. Irma Group, 140 pesos en la sección de Irma Records de cualquier Mix Up.